Tics y trastornos obsesivo-compulsivos

(Reseña publicada en la WEB de la SEPEAP el 11 de Enero de 2009)

Los trastornos obsesivo-compulsivos han sido objeto de innumerables estudios durante décadas, mas recientemente Paul J. Lombroso and Lawrence Scahill. Tourette syndrome and obsessive-compulsive disorder. Brain and Development 30 (4):231-237, 2008; realizan una revisión sobre el tema. La explicación de los tics y de la sintomatología obsesiva-compulsiva se ha  relacionado con etiologías infecciosas, tóxicas o factores genéticos. El síndrome de Tourette es uno de estos trastornos que asocia tics motores o verbales, que pueden tener un carácter transitorio o crónico, según que la duración de los tics sea inferior o mayor a 12 meses.

La edad de comienzo típica de los tics es a los 5 a 7 años, inicialmente de parpadeo o muecas faciales, que progresan en sentido caudal incluyendo movimientos de la cabeza, cuello, hombros, brazos y abdomen. Con el tiempo los tics se hacen mas complejos e incluyen movimientos de la cabeza y vocalizaciones. Los tics verbales habitualmente comienzan 1 o 2 años después del inicio de los tics motores, generalmente se trata de gruñidos, aunque pueden incluir partes de palabras que otros interlocutores han pronunciado recientemente (ecolalia). Aunque los tics tienden a agruparse en episodios, su frecuencia e intensidad aumenta en situaciones de estrés; por tanto, las infecciones y el tratamiento con esteroides o fármacos estimulantes tienden a aumentar la severidad de los tics. La evolución natural de la enfermedad es hacia un aumento de la intensidad de los tics al llegar a la adolescencia con disminución gradual durante la segunda década de vida. El 65% de los pacientes con síndrome de Tourette tienen criterios clínicos de síndrome de déficit de atención hiperactividad.

Las obsesiones son pensamientos recurrentes que se se siguen de comportamientos compulsivos que el sujeto realiza para liberar la tensión producida por esos pensamientos. El diagnóstico de enfermedad obsesivo-compulsivo requiere que tanto la obsesión como las compulsiones originen distorsiones importantes en la vida y actividad diaria del sujeto. Su prevalencia se estima que es inferior al 1% en niños, del 2-3% en adolescentes y adultos. Utilizamos el término Tics-like para referirnos a aquellos comportamientos repetitivos habituales en la vida diaria como abrir-cerrar una puerta repetidamente, colocar un objeto debajo de otros y repetir la maniobra repetidamente; estos comportamientos que para la gran mayoría de los observadores podrían ser definidos como "rituales" en ocasiones resultan difíciles de diferenciar de los tics mas complejos.
La respuesta inmunológica a la infección por Streptococo del grupo A se ha asociado con el desarrollo de tics y trastornos neuropsiquiátricos. Esta asociación se estableció tras comprobar que diversas epidemias confirmadas de infecciones por Streptococo del grupo A se seguían de trastornos obsesivo-compulsivos en edad pediátrica; esta asociación es discutida por algunos autores, aunque de forma general se acepta que hasta el 10% de los síndromes de Tourette podrían tener relación con una infección estreptocócica previa.
Sobre el tratamiento farmacológico de estos procesos son válidas las siguientes consideraciones: los medicamentos mas efectivos son los antipsicóticos con bloqueo postsináptico como el haloperidol, pimozide y risperidona. Tanto haloperidol como pimozide se han asociado con efectos secundarios desagradables del tipo de discinesia, distonia y acatisia. La dosis habitual de haloperidol es de 1 a 4 mg al día dividido en 2 dosis. El pimozide se utiliza en una sola dosis diaria de 2 a 6 mg; siendo la prolongación del intervalo QT un efecto a tener en cuenta. El uso de medicamentos que, como la eritromicina inhiben el citocromo 3A4, originan un aumento de las concentraciones de pimozide tienen mayor riesgo de prolongar el intervalo QT en el electrocardiograma. La risperidona con efectos bloqueantes sobre los receptores D2 y 5HT2, utilizado a dosis de 1 a 3 mg/día se ha mostrado, en varios ensayos clínicos, eficaz para el manejo de estos trastornos.
Otro grupo de medicamentos utilizados para el control de los tics son los agonistas alfa2-adrenérgicos; la clonidina que se utiliza a dosis de 0.15 a 0.3 mg/día no se ha mostrado tan eficaz como los medicamentos antipsicóticos en el control de la frecuencia e intensidad de los tics.
La clomipramina, un antidepresivo tricíclico que inhibe la recaptación de la serotonina fue la primera medicación que se utilizó con éxito en el control de los trastornos obsesivo-compulsivos; mas recientemente su utilidad se ha visto confirmada en diversos ensayos clínicos. La dosis inicial de clomipramina es de 25-50 mg/día que se incrementa hasta un máximo de 200 mg/día en niños.
Dr. José Uberos Fernández 

Comentarios